lunes, 14 de abril de 2014

La vinculación entre sociedad prehispánica e industrias


El estudio de las industrias culturales es fundamental para comprender las sociedades que lo conforman. A la inversa, El estudio del modelo económico-social nos permite llenar lagunas de información en dichas industrias. Así, por ejemplo, se supone la mayor presencia de útiles óseos en Fuerteventura debido a la mayor cantidad de ganado caprino.
Pero las industrias no sólo nos ofrecen modelos, sino posibles cambios en los modelos, es decir, la evolución de las sociedades canarias. La presencia de un cuerpo de hoz en La Antigua nos habla quizás de una posible práctica agrícola olvidada o no mencionada en la época de la conquista.
Siguiendo a la industria ósea, se pueden “encuadrar” en el capsiense superior, o en el Neolítico africano del Norte (punzones, cinceles, espátulas) que si bien no debemos determinar su procedencia sólo a partir de estos datos, su similitud morfológica nos habla de una semejanza socioeconómica en cuanto a las actividades a las que se refieren dichos útiles.
No debemos olvidar el aporte que las fuentes hacen sobre las industrias. Torriani nos habla de “ciertos huesos de cabras y espinas muy agudas, que trabajaban con suma industria”, y cómo “pescaban matando a los peces con golpes de palos” para la mencionada isla.
Los enormes gastos en energía y fuerza de trabajo en las minas de las islas principales nos hablan, de igual modo, del alto valor de cambio de la obsidiana, caracterizando así uno de los emblemas de la industria canaria.
Los materiales sobre obsidiana, con uno o varios filos irregulares, podrían ser sustituidos por otros de más fácil obtención, de tipo volcánico, lo que quizás nos hable de una importancia religiosa o cultural, comparándolo con las tradiciones del Magreb, vinculados a su vez con prácticas animistas. Así, algo tan aparentemente económico puede esconder en su seno una profunda religiosidad. Así se evidencia complejidad de las fuentes arqueológicas, que muchas veces quedan reducidas a una mera descripción y funcionalidad.
[Hogarzales.jpg]
La reutilización, por ejemplo, de las canteras de toba incluso en el siglo XX (como las de La Calera, o La Cardonera) nos muestra la enorme relevancia de las materias primas así como de las industrias tradicionales. La visión de una isla “pobre” o sin grandes recursos quizás debiera ponerse en entredicho; pues están vistas desde un prisma europeo, o desde una perspectiva actual. El potencial de estas minas muestra cómo existió una verdadera riqueza, al menos para las poblaciones prehispánica de estas islas.
De igual modo, el propio paisaje nos habla de una industria perecedera, o “invisible” a primera vista. Canteras situadas en alto, como La Caldera o Montaña Quemada nos hablan de posibles andamios, a través de acumulación de desechos provenientes de la misma cantera (se evidencian superposiciones de toba  que nos podría evidencias dichas construcciones)
A su vez, los útiles pueden estar condicionados por el yacimiento. La presencia de picos sin enmange (con forma de triángulo invertido en canarias) en las minas de Hogarzales se debe probablemente a la estrechez del espacio de trabajo.
Sintetizando lo expuesto, las industrias culturales nos pueden reflejar no sólo aquello que evidencia el mero análisis funcional o morfológico; su campo de información es más grande, incluyendo aspectos más complejos o abstractos de la sociedad, como su religiosidad o la evolución de los pueblos.
Sin embargo, de aceptamos esta condición deberemos aceptar que su margen de error es también mayor. Debe incluirse entonces como instrumento necesariamente auxiliar, un brazo más junto con la etnografía, la comparativa, la lingüística, etc. Como hemos visto, pueden estar condicionados por el yacimiento, por el paisaje, por la tradición cultural o por la misma materia que la componen. Se debería huir de procesos de estudio netamente analíticos que obvien el camino de lo particular a lo general, es decir, que se pierda la visión de conjunto, la imagen de esa sociedad.
RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Amelia C. et Alii. La explotación de los recursos líticos en la isla de Gran Canaria. Hacia la reconstrucción de las relaciones sociales de producción en época preeuropea y colonial. Págs. 9-12 URLhttp://www.ugr.es/~arqueol/ACTIVIDADES/Loja/EXPLOTACION.pdf

ACOSTA SOSA, Carmelo; BETANCORT CEJUDO, Margarita; VALERÓN MIRANDA, J. Jorge. Materiales procedentes de Fuerteventura depositados en el museo canario. Aproximación a su estudio, relaciones y paralelismos. Págs. 210-212 URL: file:///C:/Users/teodoro/Downloads/Dialnet-MaterialesProcedentesDeFuerteventuraDepositadosEnE-2235543.pdf

lunes, 7 de abril de 2014

La imagen del indígena

El estudio arqueológico sobre la construcción identitaria canaria es, según F. De la Rosa, más bien nulo. El poblamiento y colonización de canarias sigue siendo un tema central, si bien el desarrollo de “¿Qué es el canario?” un proceso identitario que ya puede rastrearse en el siglo XVI, apenas está estudiado. Cheik Anita Diop decía “lo importante para un pueblo determinado no es el hecho de poder reclamar un pasado histórico, más o menos grandioso, sino el estar movido por el sentimiento de continuidad característico de la conciencia histórica”
Más bien pareciera que la epicidad de la conquista o el poblamiento siguen pesando más que la construcción identitaria. Si bien la respuesta a ¿de dónde venimos? Puede resultar muy atractiva, tanto más debería de serlo el cómo nos vemos, con quién nos comparamos, y sobre todo, el concepto de otredad: contra quién nos oponemos en nuestra construcción identitaria.
Siendo así, también debe entenderse como el resultado de un pueblo (como tantos otros africanos) a quienes se les aculturizó, se les impuso, bien por la pluma o por la espada, una cultura ajena. Esa represión, al menos teórica, de la cultura bien puede generar un sentimiento contrario. Así, ya en el siglo XV los canarios eran emparentados con los patriarcas de la biblia, o incluso llamado bárbaros por autores como Alonso Palencia, convirtiéndolos en objeto de evangelización.
Pero dudo mucho que ahí esté el quid de la cuestión. Se trata, ni más ni menos, de cómo las diferentes sociedades hacen uso de dicha imagen, de dicho pasado, pasando así de sujeto histórico a símbolo.
Por ejemplo, el uso que el Partido Liberal Tinerfeño hace de la imagen de una civilización atlántica para rechazar la división provincial. ¿No estaba acaso el ilustrado Viera y Clavijo al defender a los indígenas criticando así el modelo antiguo regimental, o la manera de hacer las cosas?
Lo mismo se diría de las clases populares. Si líderes africanos de la más distinta índole invocaban el tradicionalismo, el panafricanismo, si el movimiento obrero europeo evocaba por momento a figuras como Espartaco, ¿qué no harían los canarios?
La defensa y recuperación identitaria del indígena no es tan sólo la defensa del indígena. Es la defensa del campesino, del pequeño artesano, del obrero, del colono.
La historia se convierte en un poderoso símbolo que a todos puede incluir, pues el pasado es común a una sociedad. Así las ideas más nuevas se convierten en el emblema de lo más antiguo.

Bibliografía

FARRUJÍA DE LA ROSA, A. José; El poblamiento amazigh de las islas canarias: problemas identitarios. En  Makaronesia: Boletín de la Asociación de Amigos del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, Nº. 11, 2009 , págs. 54-69. URL: file:///C:/Users/teodoro/Downloads/Dialnet-ElPoblamientoAmazighDeLasIslasCanarias-3213241.pdf